domingo, 22 de abril de 2012

¿QUE ES SABER LEER ?


Hasta hace mucho tiempo, aprender a leer se identificaba aprender las primeras letras. Bien podía considerarse que saber leer era estar en  capacidad de articular, producir o repetir una cadena de sonidos en el intento de descifrar un conjunto de letras.
(Una oración, una palabra, e incluso sílabas y hasta letras sueltas), independientemente del tiempo y el esfuerzo invertido en ello, de la simpleza del texto en cuestión y, sobre todo, de la capacidad de la persona para comprender cabalmente el sentido de ese acto de “lectura”

En el marco de esta visión estrecha de lo que significa  aprender a leer y saber leer, muchos niños deletreando silabeando y apenas penetrando en el significado de las formas y los trazos han sido dado como “alfabetizados” en la escuela y en el mundo entero. Jóvenes y adultos incapaces de leer comprensivamente un boletín, un periódico, y mucho menos un libro entero, han sido dado por “lectores”. De hecho,  es sobre este concepto precario de lecto-escritura que se han construido a nivel mundial, las estadísticas de de analfabetismo que continúan vigente en la mayoría de nuestros países. Es sobre estas bases  que, corrientemente, censos y encuestas han diferenciado al “analfabeto” del “alfabetizado” 

En el mundo actual la situación se ha modificado sustancialmente. Saber leer, significa mucho más que tener acceso a “las primeras letras”; mucho más que estar en capacidad de descifrar las frases estandardizadas y prefabricadas de una cartilla o del texto escolar. Saber leer,  en el mundo de hoy, implica un conjunto muy amplio y variado de capacidades y habilidades, que requieren hacer de la lectura no sólo una actividad permanente sino objeto de aprendizaje y perfeccionamiento permanente, más allá de la escuela y del sistema educativo en sentido general.

No es lo mismo leer un texto impreso que los subtítulos de pantalla de cine o de televisión; esto último requiere de una rapidez de lectura y una agilidad visual específica que el texto estático no reclama. Como no es lo mismo leer una fotonovela y una novela, un  artículo periodístico y uno académico, etc. Saber leer requiere estar en capacidad de manejar diversos tipos de textos, desde los más simples hasta los más complejos.
La lectura es el medio ordinario para la adquisición de conocimientos que enriquece nuestra visión de la realidad, aumenta nuestro pensamiento y facilita la capacidad de expresión.
Es una de las vías de aprendizaje del ser humano y que por tanto, juega un papel primordial en la eficacia del trabajo intelectual.
Saber Leer equivale a pensar e identificar las ideas básicas, captar los detalles más relevantes y emitir un juicio crítico sobre todo aquello que se va leyendo.
A la hora de enfrentarnos a un texto debemos dar una serie de pasos:
Pre-lectura o lectura exploratoria: que consiste en hacer una primera lectura rápida para enterarnos de qué se trata. En este primer paso conseguiremos:
· Un conocimiento rápido de del tema.
· Formar el esquema general del texto donde insertaremos los datos más concretos obtenidos en la segunda lectura.
· Comenzar el estudio de una manera suave de forma que vayamos entrando en materia con más facilidad.
· Además, puede servir también para dar un vistazo a tus apuntes antes de ir a clase y así:
· Conectar antes con la explicación del profesor, costándote menos esfuerzos atender y enterándote con más rapidez del tema.
· Poner de manifiesto tus dudas que aclararás en clase, y tomar los apuntes con más facilidad.
Lectura comprensiva: que consiste en volver a leer el texto, pero más despacio, párrafo a párrafo, reflexionando sobre lo que leemos. De esta manera entenderás mejor el tema a estudiar, por lo que te será mucho más fácil asimilar y aprender.
Ampliar vocabulario: para ampliar el vocabulario es necesario que trabajes con sinónimos y antónimos. Busca en el diccionario las palabras que no conozcas, por lo tanto es necesario tener esta herramienta a manos. En la lectura aparecen datos, palabras, expresiones que no conocemos su significado y nos quedamos con la duda, esto bloquea el proceso de aprendizaje. Por tanto no seas perezoso subráyalas y luego búscalas en el diccionario.
Actitudes frente a la lectura, Consejos:
Centra la atención en lo que estás leyendo, sin interrumpir la lectura con preocupaciones ajenas al libro.
Ten constancia, el trabajo intelectual requiere repetición, insistencia. El lector inconstante nunca llegará a ser un buen estudiante.
Debes mantenerte activo ante la lectura, es preciso leer, releer, extraer lo importante, subrayar, esquematizar, contrastar, preguntarse sobre lo leído con la mente activa y despierta.
No adoptes prejuicios frente a ciertos libros o temas que vayas a leer. Esto  te
imposibilita profundizar en los contenidos de forma absolutamente imparcial.
Por último, recuerdas que el secreto del mundo está en  la lectura. Búscalo

LA LECTURA
Leer es entrar en comunicación con los grandes pensadores de todos los tiempos. Leer es antes que nada, establecer un diálogo con el autor, comprender sus pensamientos, descubrir sus propósitos, hacerle preguntas y tratar de hallar las respuestas en el texto.
Leer es también relacionar, criticar o superar las ideas expresadas; no implica, aceptar tácitamente cualquier proposición, pero exige del que va a criticar u ofrecer otra alternativa, una comprensión cabal de lo que está valorando o cuestionando.





La lectura es uno de los procesos más importantes a seguir para llevar a cabo con éxito cualquier tipo de estudio.

2 comentarios:

  1. Escuchar tiene un significado y oír tiene otro

    escuchar: es prestar atención lo que las demás personas nos dicen y esforzarnos por entenderlas
    mientras oír: lo hacemos todo el tiempo gracias a nuestro sentido auditivo pero no estamos comprendiendo o prestando atención a lo que nos dicen.

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    1. oír es “percibir con el oído los sonidos”. Por tanto, oímos todo aquello que llega hasta nosotros, queramos o no. Por su parte escuchar consiste en prestar atención a los sonidos que nos llegan; procesamos ese ruido y sacamos conclusiones de él. Algo parecido pasa con los verbos ver y mirar; la diferencia reside en la atención que se presta.

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